Mientras escuchaba “You”, de Hillsong, pensaba lo grandioso de dejarse llevar por la chispa divina de la inspiración, iluminación, ó como quieran llamarle algunos teólogos.
Pensaba, qué distinta a la oscuridad es la luz del Señor. Y pensaba, qué simple y fácil es perder el rumbo y meterse en tinieblas. Caminar por el valle oscuro es la condición natural de la carne, que tiene un peso mucho más denso que el etéreo espíritu del hombre.